Desde lo más hondo del corazón

Probablemente todos recordaremos este 2 de junio como uno de los días más importantes que pone fin a uno de los periodos más largos y prósperos de la historia de España. Cuando todos los tertulianos comenzaban esa mañana debatiendo diversos temas que parecían cobrar cierta relevancia, saltaba a la palestra la sorprendente noticia de la abdicación del Rey en favor de su Alteza Real el Príncipe de Asturias.

http://www.casareal.es/sitios/ListasAux/Galeras/20120903-S.M._EL_REY_D._JUAN_CARLOS_ALB-ES-102383/7-Fiesta_Pilar_19701012.jpg
Fuente: Casa Real

Siempre procuro que mis palabras sean imparciales, mis reflexiones equilibradas, mi mente racional y mis publicaciones objetivas. Y así procuraré que sigan siendo. Pero en esta ocasión toca dar las gracias a Don Juan Carlos. Creo que son muchos los sentimientos, mucha la emotividad, muchos los recuerdos y la historia reunidos todos en la figura del Rey, un rey que durante 39 años ha estado al frente de un país que encontró fracturado y al que consiguió reconciliar. Fue apodado ‘El Breve’ porque nadie confiaba en su proclamación, pero en poco tiempo supo ganarse la confianza de su pueblo. Como si de un moderador de la política nacional se tratara, fue borrando la marca que quedaba de la dictadura y supo aunar a una España desmembrada.

Con 76 años a sus espaldas, el Rey ha sabido estar a la altura de las circunstancias –aunque habrá quienes no lo crean así- y ha anunciado su abdicación, tan ansiada y esperada por algunos. Todo estaba cuidadosamente escogido: las fotos de su antecesor y de los que serán sus sucesores, su clásica mesa de trabajo con papeles, un ejemplar de la Constitución española, un periódico y algún que otro detalle perfectamente colocado. Cinco minutos y treinta y cuatro segundos para una intensa vida no son nada y él ha sabido recoger su sentir en un discurso comedido, reflexionado, meditado y calculado al milímetro. Una alocución contundente, pronunciada con entereza, concisión y firmeza. Un mensaje trascedente lleno de emotividad y de lágrimas contenidas, carente de retórica pero marcado por la utilización casi excesiva de epítetos que no hacen sino resaltar esa emotividad reprimida del Borbón.

Con una estructura interna lógica y siguiendo un orden ab ovo, el mensaje del Monarca se ha centrado en el necesario cambio generacional, “de renovación, de superación”, que sea capaz “de corregir errores y abrir camino a un futuro decididamente mejor”. Algunos han definido como ‘rancia’ la imagen que ha dado Don Juan Carlos en su despacho de La Zarzuela. Se ha hablado de muebles viejos, de poca luz… pero es precisamente ese contraste entre luces y sombras, entre lo antiguo y lo nuevo, entre los 76 años del Rey y los 46 del Príncipe los que justifican esa ansiada renovación. Nada más. No es necesario buscar otras razones que hayan llevado a Su Majestad a tomar una decisión tan relevante en su reinado. Ni su salud ni los nefastos resultados de las elecciones del 25-M ni tan siquiera los escándalos financieros del caso Nóos. Era el momento en el que este país grita a voces un cambio y Don Juan Carlos entrega su carta de navegación, su legado, al Príncipe de Asturias, que cuenta con “la madurez, la preparación y el sentido de la responsabilidad necesarios para asumir con plenas garantías la Jefatura del Estado y abrir una nueva etapa de esperanza

No han faltado palabras de agradecimiento a la Reina, por su apoyo incondicional, a la Princesa Letizia, que compartirá con el Príncipe su reinado, y al pueblo español, por su cariño, por su afecto y por su apoyo diario.

Don Juan Carlos forma ya parte de esos Anales de la Historia de España, de una historia que es maestra de la vida y testigo de los tiempos. Y por eso, aunque sea sólo por eso, no puedo por menos que reiterar, desde lo más hondo de mi corazón, mi más sincero agradecimiento y admiración al Rey.

2 comentarios
  1. Reblogueó esto en PROTOCOL BLOGGERS POINTy comentado:
    Y otro post más sobre la abdicación del rey

  2. El tiempo y la historia pone a todo y a todos en su lugar. Me uno a la admiración y agradecimiento al que hasta ahora ha sido nuestro Rey.

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