Sentimientos políticos

Si antes del #24M era todo un misterio lo que iba a pasar en las urnas, ahora siguen asaltándonos las dudas ante los posibles pactos, alianzas, acuerdos… Dudas que resultan evidentes si partimos de la base de que quienes antes eran enemigos, ahora pueden ser amigos. Dudas que evidencian que los partidos de tercer o cuarto nivel, esos que los ciudadanos –en el fondo- no han querido que gobiernen, han pasado a convertirse en los protagonistas de las mesas de debate. Un sinsentido éste de la política, en donde casi nunca sabes si vas a ganar con osadía o a perder con clase. Esperemos acontecimientos para hablar de vencedores y vencidos y mientras hablemos de sentimientos y sensibilidades políticos, que también los hay.

Como en cualquier batalla, y aunque la primera intención siempre sea ésa, no siempre se gana, pero hay derrotas que duelen más que otras. Y duelen cuando esas derrotas son más injustas que algunas injustas victorias. Entonces, duele. Duele el esfuerzo. Duele ver a gente sensata, gente ‘normal’, humilde, ajena al mundo de la chaqueta y la corbata, al mundo de asesores y consultores, de dietas y de coches oficiales, que sin ningún tipo de pretensión decide embarcarse en este descabellado mundo de la política y los políticos. Hablo desde la decepción, desde el dolor, no el mío -que también podría ser-, sino desde el dolor de ver ilusiones desvanecidas, esfuerzos sin ningún tipo de reconocimiento ni recompensa. Hablo desde el dolor de la insignificancia de quienes parecen pequeños, pero llevan a cabo campañas con más mérito que muchos de ‘los grandes’, porque donde hay mucho de todo se trabaja mejor que en donde todo escasea.

10Constancia, esfuerzo, trabajo, compromiso, responsabilidad llevados hasta su último extremo a cambio de qué. A cambio de más de lo mismo. Me cuestiono si en verdad queremos que se produzcan cambios en nuestra sociedad o si, por el contrario, se lleva a cabo la máxima de “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”, aunque sea bueno.

Me gusta la política y me gustan los políticos, pero lo que más me gusta es trabajar con personas, porque detrás de ese atuendo, más o menos informal, hay personas con las que me encanta compartir lo poco o lo mucho que sé, a las que me apasiona entregarme en cuerpo y alma, con las que trabajo desde la cordura y la sensatez. Así lo hago, así lo siento y así lo seguiré haciendo. Con los grandes y con los pequeños. Desde el corazón, pero no sin la razón.

1 commentario
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