La virginidad del político

Como si del mismísimo Prometeo se tratara, no hay nada mejor en consultoría política que hacerte con un candidato virgen al que moldear y esculpir conforme a los principios que mandan los sagrados cánones. El primero que tuve en mis manos llegó en el estado más puro que un político debe o debería tener, rebosante de humildad, pero con el coraje y la valentía suficientes como para dar un paso al frente y devolver a la sociedad lo que a lo largo de los años ésta le había ido dando.