Orgías de campaña

En la antigüedad clásica, cuya cultura ha fijado los cimientos de la civilización occidental, las bacanales eran fiestas en honor al dios Baco (Dioniso griego) en las que el protagonismo estaba copado por ‘los excesos’; de comida, de bebida, de sexo…, pero excesos. Fruto de dichos excesos, se producían conspiraciones políticas y crímenes tales que a finales del siglo II a.C. el Senado romano promulgó una ley para prohibir su celebración y restringir el culto divino a lo puramente sagrado.

Tú, tu propio mensaje

Desde que en el año 2011 se aprobara la reforma de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG), a partir de la convocatoria oficial de las elecciones y hasta la celebración de las mismas “…queda prohibido cualquier acto organizado o financiado, directa o indirectamente, por los poderes públicos que contenga alusiones a las realizaciones o a los logros obtenidos… Asimismo, durante el mismo período queda prohibido realizar cualquier acto de inauguración de obras o servicios públicos o proyectos de éstos…”. Terminados todos los actos sociales, llega el momento de escuchar al candidato, de oír sus propuestas, sus promesas, sus ideas … Es hora de poner nombre a la cosas, de salir a la palestra y dejar constancia de la veracidad de los hechos y de las palabras.

La virginidad del político

Como si del mismísimo Prometeo se tratara, no hay nada mejor en consultoría política que hacerte con un candidato virgen al que moldear y esculpir conforme a los principios que mandan los sagrados cánones. El primero que tuve en mis manos llegó en el estado más puro que un político debe o debería tener, rebosante de humildad, pero con el coraje y la valentía suficientes como para dar un paso al frente y devolver a la sociedad lo que a lo largo de los años ésta le había ido dando.