Rancio olor a elecciones

Antes de que comenzara el Debate del Estado de la Nación, todos sabíamos que no se trataría de un debate al uso para evaluar el estado del país, sino que sería el punto de partida de un intenso año electoral que culminará con el voto de los ciudadanos en las urnas. No era el momento de hablar de herencias, de reproches, ni de propuestas de futuro. Ni de Bárcena, Griñán o Chaves. Era el momento de hacer balance anual y pudimos ver de todo menos eso. Mucho derroche de corbatas, de trajes, de tecnología, de democracia y tolerancia para terminar con un bronco, ácido y navajero debate entre los Sres. Rajoy y Sánchez.

Discursos al borde de un ataque de nervios*

Corría el mes de octubre de 1983 cuando Felipe González Márquez, presidente del Gobierno desde el año anterior, instauró la celebración del debate sobre el estado de la nación. Se trata de un debate en el que intervienen tanto el partido que sustenta el gobierno, como los partidos de la oposición y cuyo objeto no es otro que hacer balance de la labor desempeñada por el poder ejecutivo. Desde esta fecha hasta nuestros días, el debate se ha celebrado en 23 ocasiones con una periodicidad anual y han sido 10 los políticos que se han enfrentado dialécticamente. Solamente se ha dejado de celebrar en seis ocasiones, todas ellas por la convocatoria de elecciones generales.