Orgías de campaña

En la antigüedad clásica, cuya cultura ha fijado los cimientos de la civilización occidental, las bacanales eran fiestas en honor al dios Baco (Dioniso griego) en las que el protagonismo estaba copado por ‘los excesos’; de comida, de bebida, de sexo…, pero excesos. Fruto de dichos excesos, se producían conspiraciones políticas y crímenes tales que a finales del siglo II a.C. el Senado romano promulgó una ley para prohibir su celebración y restringir el culto divino a lo puramente sagrado.

Bacanal de los andrios (Tiziano)
La Bacanal de los andrios (Tiziano)

En esa fiesta del derroche y despilfarro, al margen de lo puramente gastronómico y sexual, albergamos las campañas y precampañas electorales. Todos los calificativos que se nos ocurran atribuibles a una orgía pueden ser acuñados en una campaña: conspiración, excesos, desenfreno, lascivia, tentaciones, pasión… Cuando se aproximan unas elecciones, no hay restricciones ni límites ni pudor. Lo que durante cuatro años no se ha podido llevar a cabo, aquello que no ha pasado del papel de los programas, milagrosamente ahora vuelve a estar encima de la mesa. Se multiplican las ayudas y subvenciones; bajan los impuestos; desciende el número de parados… Es el momento de la participación ciudadana, de la transparencia, de airear lo que cobran los cargos públicos, del patrimonio que poseen. Es el momento en el que se acaban los escrúpulos, en el que todos están con todos y contra todos. Es el momento en el que las ideologías se derrumban. En definitiva, es el momento de las alianzas atípicas en donde importa más el acomodo y la satisfacción personal que la congruencia, la afinidad política o la doctrina de partido.

estrechar-las-manos

Mi querido político, esto no funciona así, aunque os empeñéis en hacerlo de este modo, y no lo puedo compartir. Prefiero la ética, la moralidad, la dignidad, la congruencia, la sinceridad… Estoy cansada de esa máxima maquiavélica de que ‘el fin justifica los medios’, con tal de ganar en el campo de batalla. Cansada de las luchas de egos. Cansada de todo lo que escondéis y los ciudadanos desconocemos; de vuestros pactos, de vuestras promesas internas, de vuestros favores, de vuestras deudas.

No quiero chamanes de grandes discursos demagógicos, plagados de conceptos abstractos, que se centren más en las declaraciones y en el impacto mediático de sus palabras que en un programa sólido. Quiero políticos que mantengan su energía, su predisposición, su creatividad, su buen hacer después de la orgía electoral; que sepan y puedan gestar un país verdaderamente justo, solidario y democrático; que no me seduzca con palabras hueras y anodinas.

Se calienta el ambiente, así que, mi querido político, despójate de tus vestiduras y, en la más absoluta desnudez, sal en estado puro y natural a conquistar mi corazón, mi cuerpo, mi alma. Sedúceme, como si fuéramos dos enamorados, y sé fiel, tal y como me prometiste un día. Creí en ti y así lo seguiré haciendo, porque prefiero los secretos de alcoba a las orgías baratas y fáciles de los burdeles.

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