Principios del buen orador

Lejos han quedado aquellos oradores perfectos, ideales, delineados con trazos firmes y exigentes, con energía y viveza, que cautivaban a su auditorio haciendo un perfecto uso de la palabra. Lejos aquella “ciencia del bien decir”, aquel “arte del bien hablar”, que instruía a las clases dominantes de la sociedad clásica. Escritores, políticos, senadores, generales…, todos estaban formados en esta ciencia y arte de la palabra.