Mujeres al poder

A lo largo de la historia, nunca hubo espacio intermedio cuando se nacía mujer: se dejaba de ser hija para ser esposa. Desde niña se aprendían las leyes del silencio y la sumisión y con ellas discurrían vidas sin voz, sin oportunidad de crear un discurso propio, sin identidad, esperando a que el hombre determinara su statu quo.

Pericles y Aspasia en el estudio de Fidias
Pericles y Aspasia en el estudio de Fidias

Autoras como Eva Cantarella o Sara Pomeroy, entre otras, se han dedicado a escribir la historia de la mujer en la Antigüedad, no sólo porque es un hecho legítimo de la sociedad, sino porque el pasado ilumina problemas contemporáneos en las relaciones entre ambos géneros. Los hombres les negaron su capacidad para dirigir la sociedad y las recluyeron en sus casas, pero ellas fueron oponiendo resistencia y poco a poco han ido desempeñado un papel importante en la historia. A través del ámbito privado comenzaron a influir en el público, dejando oír su voz, aunque los hombres se empeñaran en perpetuar esta situación de desigualdad con el silencio.

Así, llegamos hasta nuestros días en los que “es de justicia compartir con las mujeres… la mitad del cielo, la mitad de la tierra y, claro, la mitad del poder”, como afirmó la periodista y coordinadora de Mujeres en red, Monserrat Boix, en el prólogo de Políticas, de Antoni Gutiérrez-Rubi. Y así ha sido. Vista la trayectoria y el empeño justo por hacerse un hueco en la sociedad, la mujer ha llegado a la política. En la actualidad, Angela Merkel (Alemania), Ellen Johnson-Sirleaf (Liberia), Cristina Fernández (Argentina), Pratibha Patil (India), Laura Chinchilla Miranda (Costa Rica) o Dilma Vana Rousseff (Brasil), entre otras, han conseguido con grandes esfuerzos romper esa tendencia masculina y alcanzar la presidencia de sus países.

En las recientes elecciones chilenas, la socialista Michelle Bachelet ha sido elegida presidenta por segunda vez frente a Evelym Matthei, de la Alianza centroderechista, lo que la hace ser un claro ejemplo para la lucha de las mujeres por la igualdad. Si el resultado de unos comicios es conseguir convencer al electorado para que voten por un candidato u otro, en esta ocasión el verdadero triunfo ha residido en que eran dos mujeres las que se enfrentaban en segunda vuelta en unas elecciones presidenciales. Ambas han triunfado.

Atrás quedaron las opiniones de aquellos que afirmaban que en una mujer el silencio es el mejor adorno. Dejemos que hablen de nuestros tacones de aguja, de nuestros vestidos ceñidos, de nuestros pantalones ajustados…, pero demostremos nuestra ambición, nuestro coraje, nuestra valía, nuestras ganas de formar parte de este sistema democrático. Es hora de poner fin al lastre de la cultura machista y autoritaria. Es hora de demostrar que la mujer es capaz de liderar y de cubrir cargos públicos y de representación popular. Es hora de desmentir que, como del brandy Soberano, la política es sólo cosa de hombres.

Imagen| The dunderhead

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