Si yo fuera… La empatía *

Si yo fuera consciente del beneficio que me aporta estar alineada con la forma de sentir de los demás. Si estuviera más pendientes de mi amígdala, para poder reconocer el miedo en la cara del otro.

Si pudiera pensar sus pensamientos, sentir sus sentimientos, hablar con sus mismas palabras… Todo sería distinto. Sería más fácil lidiar con la negatividad de unos y de otros, mucho más sencillo entender sus motivaciones y sus temores.

En esta vida, estamos condenados a entendernos y a entender los sentimientos de los demás; obligados a llegar a comprender cuál es su punto de vista y buscar ese punto en común que haga que te entiendan y entender. Hablamos de lo mismo, pero no siempre hablamos lo mismo, porque las percepciones son personales, internas, distintas…, y para percibir es preciso sentir, interpretar y comprender el mundo en el que uno vive. El de uno y de los otros.

De eso va la empatía. De entender la perspectiva de otra persona e imaginar lo que sería estar en su situación. De sentir sus emociones. De escuchar, de comprender, de acompañar… De salir de tu mente para meterte en la suya. Somos propensos a ser empáticos con quienes sentimos vulnerables, indefensos, cuando -en realidad- la empatía no entiende de vulnerabilidad. No tiene edad ni sexo. La empatía solo entiende cuando nos miramos de tú a tú. Cuando los escalafones y las jerarquías han desparecido.

Mahatma Gandhi sostenía que “las tres cuartas partes de las miserias y los malos entendidos en el mundo terminarían si las personas se pusieran en los zapatos de sus adversarios y entendieran su punto de vista”. Pero la empatía no significa convertirte en otro, sino comprenderlo como si esa situación la estuvieras viviendo tú mismo. Es importante ser una persona empática pero no hay que abusar. Estar constantemente pensando en los demás puede hacer que te olvides de ti mismo y las consecuencias, entonces, serían lamentables.

Abre tu capacidad emocional y crecerás profesional y personalmente. Ser empático te hará ser más humano. Tus neuronas espejo, esas que te hacen tener empatía, te mostrarán el camino.

* Post publicado en Región Digital.

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