Pon un consultor en tu vida

Si preguntáramos a muchos de los ciudadanos qué es un consultor político y para qué sirve, casi con total seguridad no sabrían muy bien qué contestar. Probablemente, algunos dirían que son unos ‘vende humos’, amigos o conocidos de los candidatos, muchos de su propio partido político, que en algún sitio tenían que ser colocados. Otros, quizá, dirían que los asesores o consultores son aquellos que ayudan al político a escribir sus discursos, le llevan su agenda, gestionan sus compromisos, le acompañan en sus salidas

BanderaA mí siempre me gusta hacer alusión a la definición de consultor político que leí un día en una entrevista de Rafa Rubio, y que hacía referencia al homenaje de Forges a la mujer un día 8 de marzo: Le preguntaba el funcionario de turno: “¿Profesión?”. Ella respondía rápidamente: “Limpiadora, Cocinera, Doncella, Costurera, Planchadora, Niñera, Maestra, Telefonista, Recepcionista, Choferesa, Psiquiatra, Enfermera, Puericultora, Economista, Matemática, Intendente, Sensual Geisha y Amante”. A lo que el funcionario respondía: “Todo eso no me cabe”. “Pues ponga ama de casa. Es lo mismo”. Dijo la señora.

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Salvando las distancias, así es un consultor político: jefe de campaña, responsable de prensa, director de comunicación, coach de líderes, entrenador de debates, formador de candidatos, director operativo, maquillador, fotógrafo, cocinero (de discursos) e incluso confidente y psicólogo. Es, sobre todo, una persona en la que hay que confiar 100%, que debe convertirse en la sombra del candidato, y que debe poner en marcha una estrategia de marketing y de comunicación eficaz y exitosa.

Un consultor no puede ser visto jamás como una amenaza, porque su único propósito en la campaña, al igual que el del partido, es ayudar a ganar la elección. Todo el equipo debe entender que el consultor es un recurso que debe ser utilizado y no una amenaza a sus aspiraciones. Se trata de la persona más importante en la orquestación de todo el equipo y, como tal, debe tener acceso a todas las herramientas necesarias para elaborar, controlar y manejar una estrategia exitosa; una estrategia que sea capaz de mantener el compromiso adquirido al inicio de la campaña, esa que hace diferente a la propia campaña, al partido y al candidato.

Pero un consultor es mucho más que eso. Además de su trabajo como profesional, debe cumplir con sus propios compromisos éticos. Debe mantener la integridad de una persona cualificado, ser adalid de la mejor y la mayor honradez y asumir la responsabilidad de un perfecto guía al que se le encomienda la guarda y custodia del candidato. Son muchas las voces que se han alzado en pro de eliminar miles de puestos de asesores que albergan las distintas administraciones. No les falta razón, pero todas las generalizaciones son peligrosas, incluida ésta. Hoy vivimos un mercado muy rentable, donde se requieren consultores, porque ahora las campañas políticas son mucho más competitivas y más técnicas, donde se necesita mayor precisión para llegar a los electores.

¿Mis recomendaciones? No acudir a un asesor cuando ya sea demasiado tarde y, cuando lo haga, alejarse siempre de las campañas sucias en las que numerosos candidatos se ven envueltas. Busque al mejor consultor, compárelo con el resto de profesionales y cuando lo haya encontrado, póngalo en su vida y no lo deje marchar hasta que su carrera política no llegue a su fin. Lo necesitarás para afrontar tus nuevos desafíos.

3 comentarios
  1. Interesantísimo artículo, en eso, como en tantas otras cosas, los americanos nos llevan años de ventaja. Sigo aprendiendo con cada post de tu Blog. A seguir trabajando así amiga.

    1. Gracias, José. Un placer tenerte como lector. Un abrazo.

  2. […] ha resaltado la labor de los consultores y los líderes de opinión y de cómo pueden ayudar las agencias de comunicación a los partidos, […]

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