La inutilidad del sufrimiento

Con estas palabras titula M. J. Álava Reyes una de sus obras de referencia que nos enseña a vivir de manera positiva; que nos invita a exprimir cada instante de nuestras vidas; y que nos recomienda alejarnos de todos esos pensamientos negativos que condicionan nuestros sentimientos y nuestras actuaciones.

Portada del libro de María Jesús Álava Reyes, La inutilidad del sufrimiento.

Dice la psicóloga que, a lo largo de nuestra vida y sin que nos demos cuenta, repetimos conductas, rutinas, hábitos…. que nos hacen sentirnos mal, pero que nos resulta imposible evitar. Imposible, hasta que aprendemos a dialogar con franqueza y a sentirnos seguros de nosotros mismos.

Pues muy al contrario de lo que parecen haber sentido sus señorías, como ciudadana, debo confesar que, inútilmente, he experimentado mucho sufrimiento durante las más de 16 horas que ha durado el Debate de la Moción de Censura presentada por Podemos. Esas conductas, esas rutinas, esos hábitos cada vez más comunes que los diputados están adquiriendo en la Cámara Alta me hacen sentir muy mal.

He sufrido porque me duele que en el hemiciclo haya tanto odio, tanta falta de respeto, tanta soberbia, tanta arrogancia, tanta prepotencia… Que sea esa la imagen que nos quede de todos aquellos que dicen ser nuestros representantes… ¡Me duele!

He sufrido porque, dadas las circunstancias, que se despilfarre el dinero de las arcas públicas y se malgaste el tiempo de los 249 diputados que han estado escuchando no sé muy bien qué, en lugar de buscar cómo mejorar la situación socioeconómica de este país de una vez por todas… ¡Me duele!

He sufrido porque se están comenzando a prostituir los que deberían ser los organismos democráticos más sagrados. Una moción se presenta cuando se tiene la garantía de que va a prosperar. En esta ocasión, de sobra se sabía que no iba a ser así. Es más, el rechazo estaba garantizado. Aun así, se ha utilizado el hemiciclo como un escaparate desde el que, con el resto de las señorías a sus pies, cada orador ha declamado, inútilmente, a su gusto y antojo. Este sinsentido… ¡Me duele!

Pero, sobre todo, he sufrido porque creo en la Política y en los Políticos. Trabajo por, para y con ellos, porque creo que son un bien necesario que deben facilitar y propiciar el buen funcionamiento de un país.

Así lo creo, pero esta política y estos políticos… ¡Me duelen!

 

 

 

 

 

 

2 comentarios
    1. Como siempre, muchas gracias.

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