Se me olvidaba por qué llevo meses sin escribir y lo recuerdo cuando veo tanto teatro y espectáculos como los de estos últimos días. No sé si es horror, pena o vergüenza lo que siento ante la situación que estamos viviendo, pero hay algo que me hace mirar de soslayo el ejercicio de la política en general.
Categoría: Comunicación política
El consultor y sus valores
Los valores son esas cualidades que nos definen como personas y que están muy por encima de nuestro comportamiento. Son ellos los que marcan el equilibrio y la coherencia entre pensamientos y acciones; los que nos permiten actuar de uno u otro modo. Pueden variar, pero siempre permanecen.
El síndrome del sillón
Cuenta la leyenda que hubo un sillón en la ciudad de Valladolid – sillón que aún se conserva en el Museo Arqueológico de la ciudad-, propiedad de un médico sefardí que había hecho un pacto con el diablo: este le confería toda la sabiduría a cambio de una serie de muertes cruentas.
La Asociación de Comunicación Política (ACOP) crece
ACOP se viste de gala en Extremadura. La Asociación de Comunicación Política, que se fundó en el año 2008 en España y que cuenta con más de 500 socios distribuidos por 19 países de Europa y América Latina, ha presentado su delegación en Extremadura.
De conversaciones frustradas a acciones
Si la verdadera habilidad de un líder pasa por abordar con destreza asuntos complicados, mucho tenemos que debatir sobre lo que está ocurriendo estos días. Una España que se fractura y un pueblo que se divide, física y emocionalmente. Y se ha llegado hasta aquí por no escuchar, por no hablar y por no respetar. Por evitar conversaciones que eran más que necesarias.
La inutilidad del sufrimiento
Con estas palabras titula M. J. Álava Reyes una de sus obras de referencia que nos enseña a vivir de manera positiva; que nos invita a exprimir cada instante de nuestras vidas; y que nos recomienda alejarnos de todos esos pensamientos negativos que condicionan nuestros sentimientos y nuestras actuaciones.
Un Triunvirato para Ferraz
Allá por el siglo I a.C. y fruto de la alianza de tres (trium-) hombres (vir), surge en la Antigua Roma una forma de gobierno ejercido por tres personas a la vez, el Triunvirato. Con César, Pompeyo y Craso se firma de manera tácita el primero y Octavio, Lépido y Marco Antonio conforman oficialmente el segundo. Envueltos entre inspiraciones y conspiraciones, el primero terminó con el asesinato de César y el segundo con el dominio absoluto de Augusto en el mundo romano. De la República al Imperio. Sea cuales fueren los motivos, lo cierto es que el afán de poder y dominio sobre el mundo terminaron con las alianzas preestablecidas, que se presuponían necesarias para consolidar el gobierno de las instituciones.
¡Que Dios te bendiga, Presidente!
“En mi comienzo está mi final”, decía T. S. Eliot, y el de Barack Obama ha llegado. Después de ocho años de mandato, el presidente saliente de los Estados Unidos abandona la Casa Blanca y se ha despedido como acostumbra a hacer en sus apariciones, con una extraordinaria pulcritud, en el más amplio sentido de la palabra. “Encontrar algo que decir”, afirmaba Bernbach, “es el comienzo de cualquier proceso de comunicación, pero cómo lo digas hace que la gente atienda, escuche y cambie de opinión”. Sin duda, Obama ha dado buena cuenta de que es un orador cultivado, en el que concurren los tres objetivos que todo orador que se precie debe perseguir: docere, delectare et movere.
Si de moralidad política se tratara…
“No podemos permitirnos el lujo de derrochar más tiempo. Tenemos que legislar, tenemos que adoptar decisiones que ya no admiten más demora. Porque el mundo, con todos sus problemas y sus urgencias, no deja de avanzar, y no se va a detener para esperarnos hasta que solucionemos nuestras disensiones y nuestros bloqueos”. Palabras de Pío García Escudero tras ser reelegido como presidente del Senado. Ana Pastor, por su parte, en su primera intervención como presidenta de la Cámara Baja, hablaba de confianza, de estabilidad, de diálogo, de cordura…
De amores y desamores, filias y fobias, encuentros y desencuentros…
Así es de la vida. Llena de contradicciones y confusiones, de situaciones complejas, vagas e imprecisas, que no producen sino desorden y desconcierto. Así es como nos sentimos los millones de españoles que seguimos el debate con los cuatro candidatos a la presidencia. Un debate que, por histórico, se presumía distinto, novedoso. Un debate que había generado expectativas entre los ciudadanos. Un debate que tan sólo se quedó en eso: en presumir y en generar, porque se desarrolló sin sorpresa alguna, todo dentro de un guión establecido.