Si la verdadera habilidad de un líder pasa por abordar con destreza asuntos complicados, mucho tenemos que debatir sobre lo que está ocurriendo estos días. Una España que se fractura y un pueblo que se divide, física y emocionalmente. Y se ha llegado hasta aquí por no escuchar, por no hablar y por no respetar. Por evitar conversaciones que eran más que necesarias.
Contesta Puigdemont. ¿Habrá réplicas y dúplicas?
Tal y como la ocasión requería, le tocaba al presidente de la Generalitat de Cataluña contestar al monarca. Si bien Puigdemont ha coincidido en la hora (21:00 horas) y casi en la duración de su intervención (7’50 frente a los 6’ de Felipe VI), todo lo demás ha sido muy diferente al discurso pronunciado por el Rey, tanto en el fondo como en la forma.
Un discurso vertebrado para una España fracturada
Discurso breve, pero intenso, el que ha pronunciado el Rey Felipe VI sobre la situación de Cataluña y que, pese a las críticas de sus detractores, debía hacer. Nada más ni nada menos. Estaba obligado a salir e intentar calmar a un pueblo que amenaza con desmembrarse, aunque para muchos sus palabras no hayan conseguido ese efecto.
Yo también sentí miedo
Si me preguntaras por algo que realmente me hace feliz en esta vida, algo que me motiva, que me apasiona, que es capaz de sacar lo mejor de mí misma, te respondería que ese algo es tan sencillo y tan generoso como ponerme delante de un auditorio y compartir ‘mi tesoro’. Respondería que la vida me ha dado la gran oportunidad de disfrutar de una de las herramientas que todos los humanos compartimos, tan necesaria pero tan poco valorada, y que se ha convertido en el motor de mi existencia: la COMUNICACIÓN, en mayúsculas. Porque cuando descubres sus bondades, nunca más puedes vivir en minúscula.
La Oratoria a debate
“De todos los talentos concedidos al hombre, ninguno es más preciado que el don de la oratoria. Quien lo detente, esgrime una cualidad más perdurable que la de un gran rey.”
Winston Churchill, The Scaffolding of Rhetoric.
Es innegable que la sociedad en la que vivimos nos exige hacer un uso adecuado de la lengua como instrumento indispensable para conseguir nuestros objetivos. Si queremos hablar bien, necesitamos conocer las técnicas de persuasión y las habilidades argumentativas necesarias para conseguir nuestros objetivo. Desde pequeños aprendemos una lengua y vamos articulando los sonidos que hay que ejercitar y practicar para hablar en público.
La inutilidad del sufrimiento
Con estas palabras titula M. J. Álava Reyes una de sus obras de referencia que nos enseña a vivir de manera positiva; que nos invita a exprimir cada instante de nuestras vidas; y que nos recomienda alejarnos de todos esos pensamientos negativos que condicionan nuestros sentimientos y nuestras actuaciones.
Un Triunvirato para Ferraz
Allá por el siglo I a.C. y fruto de la alianza de tres (trium-) hombres (vir), surge en la Antigua Roma una forma de gobierno ejercido por tres personas a la vez, el Triunvirato. Con César, Pompeyo y Craso se firma de manera tácita el primero y Octavio, Lépido y Marco Antonio conforman oficialmente el segundo. Envueltos entre inspiraciones y conspiraciones, el primero terminó con el asesinato de César y el segundo con el dominio absoluto de Augusto en el mundo romano. De la República al Imperio. Sea cuales fueren los motivos, lo cierto es que el afán de poder y dominio sobre el mundo terminaron con las alianzas preestablecidas, que se presuponían necesarias para consolidar el gobierno de las instituciones.
¡Que Dios te bendiga, Presidente!
“En mi comienzo está mi final”, decía T. S. Eliot, y el de Barack Obama ha llegado. Después de ocho años de mandato, el presidente saliente de los Estados Unidos abandona la Casa Blanca y se ha despedido como acostumbra a hacer en sus apariciones, con una extraordinaria pulcritud, en el más amplio sentido de la palabra. “Encontrar algo que decir”, afirmaba Bernbach, “es el comienzo de cualquier proceso de comunicación, pero cómo lo digas hace que la gente atienda, escuche y cambie de opinión”. Sin duda, Obama ha dado buena cuenta de que es un orador cultivado, en el que concurren los tres objetivos que todo orador que se precie debe perseguir: docere, delectare et movere.
Si de moralidad política se tratara…
“No podemos permitirnos el lujo de derrochar más tiempo. Tenemos que legislar, tenemos que adoptar decisiones que ya no admiten más demora. Porque el mundo, con todos sus problemas y sus urgencias, no deja de avanzar, y no se va a detener para esperarnos hasta que solucionemos nuestras disensiones y nuestros bloqueos”. Palabras de Pío García Escudero tras ser reelegido como presidente del Senado. Ana Pastor, por su parte, en su primera intervención como presidenta de la Cámara Baja, hablaba de confianza, de estabilidad, de diálogo, de cordura…
De amores y desamores, filias y fobias, encuentros y desencuentros…
Así es de la vida. Llena de contradicciones y confusiones, de situaciones complejas, vagas e imprecisas, que no producen sino desorden y desconcierto. Así es como nos sentimos los millones de españoles que seguimos el debate con los cuatro candidatos a la presidencia. Un debate que, por histórico, se presumía distinto, novedoso. Un debate que había generado expectativas entre los ciudadanos. Un debate que tan sólo se quedó en eso: en presumir y en generar, porque se desarrolló sin sorpresa alguna, todo dentro de un guión establecido.